Zapatero maniobró para colocar a la exjefa de Seguridad de Sánchez en Telefónica
Segundo Martínez, el jefe de Seguridad de Moncloa entre 2004 y 2011, ha jugado un papel clave en el nombramiento

José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.
En el mundo de la política y la seguridad, las maniobras detrás de los escenarios nunca son lo que parecen. La reciente llegada de María Piedad Álvarez de Arriba como nueva directora de Seguridad Global en Telefónica no es solo un nombramiento más. Es el resultado de un juego de estrategia, orquestado por los hilos invisibles del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y su fiel asesor el comisario jubilado Segundo Martínez.
Según ha podido confirmar THE OBJECTIVE a través de fuentes cercanas a las negociaciones, Zapatero, que mantiene una influencia significativa en el Gobierno, estuvo detrás del ascenso de Álvarez de Arriba, la exjefa de seguridad del gabinete del actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a este puesto clave en Telefónica.
Segundo Martínez, que durante los gobiernos de Zapatero ocupó el puesto de jefe de seguridad de Moncloa entre 2004 y 2011, ha jugado un papel fundamental en las decisiones relacionadas con la cúpula policial desde la llegada al Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska. Martínez, que ha sido pieza clave en la reorganización de la Policía Nacional, fue quien recomendó a Zapatero que Álvarez de Arriba sustituyera a Miguel Sánchez, quien hasta ese momento había estado al frente de la dirección de Seguridad de Telefónica.
Miguel Sánchez, exintegrante del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y con una larga trayectoria en el ámbito de la seguridad digital, dejó el cargo tras años de dedicación a la protección de la empresa ante los constantes ciberataques. Su salida, aunque presentada públicamente como una «decisión pactada» debido a su próxima jubilación, ha sido vista por muchos como el resultado de presiones políticas.
Cercana al PSOE
Álvarez de Arriba, por su parte, cuenta con una carrera destacada dentro de la Policía Nacional, aunque sin experiencia directa en el ámbito de la ciberseguridad, un campo en el que Miguel Sánchez se ha convertido en un referente. La comisaria comenzó su carrera como investigadora de Homicidios en la Jefatura Superior de Madrid, un puesto que le permitió forjar una sólida reputación en el cuerpo. Con el tiempo, ascendió a Comisaria y se fue encargando de importantes responsabilidades dentro de la Policía Judicial, incluyendo el liderazgo de la Brigada Central de Delincuencia Especializada en Madrid. En 2019, asumió la jefatura del Gabinete del Departamento de Seguridad de la Presidencia del Gobierno, un cargo que la acercó aún más al círculo cercano del Ejecutivo socialista.
Su nombramiento en Telefónica representa un desafío mayúsculo, dado el carácter estratégico de la empresa y los complejos retos que enfrenta en términos de seguridad digital. Telefónica, bajo la dirección de su anterior presidente, José María Álvarez-Pallete, sustituido por Marc Murtra, fue objeto de un sinfín de ciberataques diarios, con una media de hasta 90.000 amenazas al día. El papel de Álvarez de Arriba será esencial no solo en la protección de los activos de la empresa, sino también en la salvaguarda de los datos de millones de usuarios, en un entorno cada vez más complejo y peligroso.
La llegada de Álvarez de Arriba a Telefónica se enmarca dentro de una tendencia más amplia en la que la seguridad digital ha adquirido un papel protagonista en las grandes corporaciones. Las amenazas cibernéticas, que van desde el robo de datos sensibles hasta los ataques a infraestructuras críticas, requieren de expertos altamente cualificados. Sin embargo, y a pesar de su dilatada carrera en el ámbito de la seguridad, algunos han cuestionado su idoneidad para asumir una responsabilidad tan relevante en un campo tan técnico. Álvarez de Arriba, a diferencia de su predecesor, no tiene formación específica en ciberseguridad. Mientras que Sánchez, con una sólida trayectoria en el CNI, no solo había gestionado la seguridad física de la compañía, sino que también había liderado la protección frente a los ciberataques, la exjefa de seguridad de Moncloa tendrá que ponerse al día rápidamente en un entorno que cambia a la velocidad de la luz.
Cambios en la cúpula de Telefónica
El legado de Miguel Sánchez no es pequeño. Durante su tiempo en Telefónica, logró establecer una infraestructura de seguridad robusta, centrada no solo en la protección de los activos tangibles, sino también en la seguridad digital, la continuidad del negocio y la prevención del fraude. La compañía se enfrenta, según los informes, a desafíos de seguridad digital constantes. Los ciberataques y las amenazas son parte del día a día de una empresa que maneja una enorme cantidad de datos delicados y que, además, es un blanco frecuente de hackers.
Con la llegada de Álvarez de Arriba, Telefónica no solo necesitará mantener su infraestructura segura frente a ataques cada vez más sofisticados, sino que también deberá adaptarse a una nueva era en la que la ciberseguridad será clave para garantizar su supervivencia. Aunque su nombramiento ha generado cierta controversia, lo cierto es que su vinculación con el círculo socialista y su relación con Zapatero le otorgan una posición privilegiada. En definitiva, «la decisión de colocar a Álvarez de Arriba al frente de la seguridad de Telefónica no es solo un movimiento corporativo, sino también un gesto político», aseguran a este periódico fuentes policiales.